martes, 13 de abril de 2010

LÍMITES Y PERMISOS, LA BRECHA ENTRE EL CARIÑO Y LAS NORMAS

¿Cuál es la forma correcta de manejarse con la conducta de los hijos,
siendo estrictos o dejándolos que hagan lo que quieran?
¿es bueno que los niños tengan límites en el hogar?
Si usted se ha hecho estas u otras preguntas parecidas, aquí hay
algunas ideas que le interesarán.

¿QUE ES UN LÍMITE?
Es una restricción en algo que el niño o niña quiere hacer, una guía
que le señala lo que se espera de él. Un límite no es un atentado
contra la libertad o creatividad de los niños, por el contrario es una
invitación a hacer cosas nuevas.
Cuando le decimos a nuestros hijos: no hagas eso, , siempre debemos
proponer otra alternativa, si el niño siente que somos caprichosos,
considerará que los límites son injustos, por ejemplo si decimos a un
niño: no veas tanta televisión, debemos proponerle que haga otras
cosas como ayudar a su papá a hacer algo, o jugar con su hermanita,
proponerle que dibuje sus juegos favoritos, etc.
Cada familia encuentra su propia manera de guiar a sus hijos, algunos
padres prefieren ser rígidos y determinantes para poner límites; Otros
confían en que los niños sabrán regular solos sus conductas; Y otros
preferirán acompañar a sus hijos para tomar acuerdos sobre los límites
que serán impuestos.
Lo cierto es que un niño con límites adecuados podrá: desenvolverse
con mayor seguridad con los adultos y otros niños, comprender que la
vida social establece normas y un orden que nos permite la
convivencia, aprovechar sus capacidades y valorar las de los demás y
en general integrarse a un mundo acelerado y diverso.

PADRES AUTORITARIOS
Se han llamado de esta forma a aquellos padres que se relacionan con
sus hijos en base a normas muy estrictas, haciendo notar todo el
tiempo que son ellos los que ponen los límites y que solo obedeciendo
se evitarán los castigos. Estos padres no tienen ningún problema en
retar a sus hijos o castigarlos frente a otros adultos o niños, sin
considerar la humillación que ello significa.
En general sus hijos son obedientes, pero ello no es gratis, aparecen
consecuencias a nivel de sus emociones y conducta: son niños que se
muestran tristes, su autoestima es baja, se sienten inseguros de las
cosas que pueden lograr, no hacen sus quehaceres escolares porque les
gusta ni porque quieran aprender, lo hacen por temor al castigo.
Estos niños aprenden que a sus padres no se les puede hablar de todo,
ni se les puede contar todo, sienten temor de que se puedan enojar, no
se sienten escuchados. Incluso llega un punto en el que no se atreven
ni siquiera a mostrarse cariñosos con ellos, por temor a las
descalificaciones.
Estos niños en la escuela, tienden a mostrarse agresivos, peleadores,
desconfiados, inseguros de sus capacidades, de mal carácter, tristes,
pueden llorar y querer irse para su casa a media mañana. En cuanto a
sus afectos, pueden comenzar a buscar aceptación y muestras de cariño
en otros círculos fuera de su casa como su grupo de amigos u otros
adultos.

PADRES PERMISIVOS
Estos padres evitan al máximo tener que poner reglas u ordenar algo a
sus hijos. Si imponen un castigo, luego van y lo levantan para no
sentirse culpables. Muchos de ellos han tenido una crianza estricta y
temen dañar a sus hijos al retarlos o aplicar disciplina.
Los hijos de estas familias reciben mucho cariño, pero no aprenden a
reconocer cuando parar, sus padres los dejan decidir todo, incluso en
situaciones en las que los niños no saben qué hacer, por ejemplo les
preguntan ¿y a qué hora te vas a acostar? ¿A qué hora quieres tomarte
la leche? ¿nos vamos ahora, o mas rato para la casa? ¿y en que lugar
de la mesa quieres que se siente tu tía? Etc. Por supuesto, es bueno
conversar con los niños, preguntarles su opinión, pero pedirles que lo
decidan todo no es lo mas recomendable. hay momentos en los que la
opinión de los padres debe ser la definitiva. Estos niños, con el
tiempo pueden comenzar a ponerse muy contestadores, caprichosos, y
cuando sus padres necesiten realmente imponerles una regla como hora
de acostarse, de comer, de hacer las tareas, o levantarse para ir a la
escuela, se encontrarán con pataletas incontrolables. Estos padres,
evitan retar o detener a sus hijos cuando hacen algo no adecuado como
romper cosas en otra casa, arrojar objetos a la cara de las visitas, o
insultar a un adulto, simplemente lo dejan hacer o ignoran lo
sucedido. Incluso hay padres que evitan ir a otras casas y se excusan
diciendo: "no voy a tu casa, porque ¡tu sabes como son mis hijos"".
En la escuela, pueden tener conflictos con sus compañeros o
profesores, dificultades para adecuarse a las normas y horarios,
pueden querer irse a su casa a media mañana, ser desconcentrados, etc.


PADRES DEMOCRÁTICOS O AUTORITATIVOS
Se ha llamado así, a aquellos padres que aún siendo cariñosos y
comprensivos, entregan reglas claras de comportamiento a sus hijos.
Ellos acompañan a los niños a que cumplan con lo que se les pidió, no
ejercen amenazas ni utilizan la culpa para controlar. Son padres que
escuchan las opiniones de sus hijos y los orientan con la suya.
Reconocen los logros y las buenas conductas, confiando y reforzando
que siga siendo así. Son padres que evitan parecer caprichosos, dan
razones de las cosas que hacen o las decisiones que toman. Dan
ejemplos al explicar o transmitir una enseñanza a sus hijos, mantienen
un buen humor, no escandalizándose o convirtiendo cualquier situación
en un problema o conflicto. Hacen cosas en conjunto con sus hijos,
participan de sus juegos o intereses. Explican de buena manera a sus
hijos las consecuencias de las cosas que hacen, por ejemplo les dicen:
"ordenemos tus juguetes, para que nadie se valla a tropezar y para que
la casa se vea ordenada" en lugar de decir: "mira como tiene ahí todo
tirado este desordenado".
Estos padres, tienen expectativas realistas sobre lo que pueden lograr
sus hijos, no los atormentan con peticiones angustiantes, como: ganar
todos los premios en el curso, ser el que gane lejos con sus notas,
ser el mejor deportista, etc. Reconocen sus propios límites y
errores, son capaces de decir: "creo que me equivoqué". Aceptan el
error en su hijo o hija, conversando sobre el tema, dando la
oportunidad de que se corrija sin avergonzarlo, entendiendo que, ellos
mismos han aprendido grandes lecciones cometiendo errores.
Estos niños son mas seguros para valerse por sí mismos, miden las
consecuencias de sus actos, tienen claro lo que se espera de ellos,
cumplen las normas porque están de acuerdo con ellas, no por temor a
los castigos, conversan con sus padres y no exigen cosas de manera
caprichosa, confían en sus habilidades y aceptan que no pueden ser
buenos en todo lo que hacen; pero que hay áreas en las que pueden
destacar.
En la escuela, logran hacer buenos amigos, son sociables, confían en
sus profesores y se acercan a ellos, se interesan por los demás,
descubren sus áreas de interés.

ALGUNOS CONSEJOS
El poner límites a los hijos, no significa tomar una actitud fría y
distante, por el contrario, supone buen humor, capacidad de jugar, y
por sobre todo ser afectuosos.
Tratar con respeto a los hijos, es mirarlos tal como son, es decir:
niños que están formándose y que tienen a los adultos que les rodean
como modelos.
Antes que ser amables y simpáticos con los extraños, comencemos hablar
con los hijos de manera cercana y con un tono de voz dulce.
Si solo les entregamos órdenes y retos, no llegaremos a conocer sus
necesidades o intereses, por eso acostumbrémonos ha escuchar mas que
hablar, a preguntar mas que sermonear.
Para nadie es agradable ser retado o humillado en público, si debe
retar o castigar a su hijo, hágalo en privado.
No cambie sus criterios de disciplina, por ejemplo: si un día retó a
su hijo (a) por decir un garabato, no puede después reírse cuando lo
hace en otro lugar o frente a otras personas.
No ocupe diferentes reglas entre hermanos o niños en una casa.
No haga comparaciones entre hermanos, todos tenemos ritmos y formas
diferentes de ser.
No permita que un momento de rabia de su hijo lo contagie a usted, si
él o ella le grita: "eres malo, no me quieres", recuerde que debe
mantener una actitud serena. Usted puede decirle: "tu me dices eso
porque estás enojado, pero cuando estés mas tranquilo podemos hablar".
Recuerde que para provocar cambios en los niños, se deben hacer
cambios en las RUTINAS FAMILIARES, y para lograrlo deben estar de
acuerdo los adultos en primer lugar.
Solicite ayuda, acérquese a equipos como el de el programa Habilidades
Para La Vida (HPV) en Quillota fono 269018, así podrá recibir la
opinión de personas que trabajan con numerosas familias y que han
investigado sobre el tema.

LECTURAS RECOMENDADAS
La revolución educativa (Jaime Barilko)
La difícil tarea de conciliar familia y trabajo (Mónica la Raín)
Algunas pistas para ser papá en el siglo 21 (Octavio Justiniano y
Eduardo Riquelme)
El arte de educar (María Eugenia Sada de Ganem)
¿Qué hago con estos salvajes? Manual para padres desesperados (Adriana
conty 2001)


Ps. Rodrigo Moncada C.

1 comentario:

  1. Rodrigo
    Te felicito!, es un placer leer tus aportes al mundo educacional de los niños, tu calidez es inigualable y para mi sera un placer poder estar al pendiente de tus publicaciones que se incorporan a mi nuevo mundo de conocimientos.
    Un abrazo Amigo
    Fabiola Torres

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